Fenómeno extraño
Por Rosaura Barahona

En estos días, los periódicos traen enormes anuncios de las rebajas que habrá en tal o cual parte y eso provoca un fenómeno extraño: mucha gente se pone nerviosa. Ve anunciado un 40 por ciento menos en la mercancía de tal lugar y un cosquilleo le invade el cuerpo. Si pudiera, correría a la tienda a comprar algo.

Lo raro es que son personas que vienen de una temporada intensa de compras. Si fueron al otro lado, no les importó esperar horas en el puente ni las aglomeraciones ni las colas para pagar.

No se cansan porque la adrenalina las mantiene como drogadas: no comen, no beben, no se sientan… ¡Si lo hacen pueden perder la oportunidad de comprar otra cosa!

Sólo se detienen cuando la tarjeta ya no pasa o cuando el dinero que llevaban se agotó de manera inexplicable “porque no he comprado nada”.

En Estados Unidos compra parte de la clase media, media alta y alta; los demás se quedan aquí, pero también saturan el comercio, agotan el presupuesto y se ponen nerviosos ante las ofertas.

Se ha hablado mucho de este fenómeno que antepone el querer y el tener al ser. Tarde o temprano, dicen, eso ocasionará problemas en quienes se descubren vacíos, pero yo no veo que eso se dé: si se sienten vacíos, compran más cosas exclusivas y caras y por unos días matan su inquietud, aunque no su insaciabilidad (ésa nunca se acaba).

Conozco a una familia que, por giros inesperados de la vida, le tocó aprender la diferencia entre lo esencial y lo superficial demasiado pronto.

Vista esa experiencia después de más de medio siglo, aceptan lo dura que fue, pero también lo mucho que les enseñó.

Aprendieron que la gente no vale por lo que tiene o aparenta tener, sino por lo que es o trata de ser.

Que deben presentarse de la mejor manera posible, pero jamás sentirse menos ante la presencia o las posesiones de los demás.

Que su casa debe ser un lugar acogedor y tranquilo para quien llegue a ella y no algo intocable cuya decoración parezca de revista porque siempre está a la espera de las visitas.

Que no deben vivir en función del qué dirán porque no vivirían. No hay manera de darle gusto a toda la gente, todo el tiempo.

Que el sentido del humor es esencial.

Que deben hacer su máximo esfuerzo cuando se comprometan con algo, pero también darse tiempo para no hacer nada o para hacer lo que les guste.

Que la felicidad no es un lago enorme en el cual se sumergirán un día, para siempre, si cumplen con las reglas de la sociedad, sino una tranquilidad interna lograda porque no han dañado a nadie intencionalmente y porque agradecen lo que la vida les ha dado.

Que deben ser generosos con lo que saben y pueden dar en cuanto a afectos se refiere, pero sin esperar nada a cambio porque, siempre, alguien en quien se confía ciegamente podrá traicionarlos y, sin embargo, eso no debe hacerles perder la fe en los demás.

Que respetar la ideología, las creencias y las costumbres de los demás, por raras que parezcan, los hace mejores seres humanos.

Que algo puede verse como una experiencia o un sufrimiento y la diferencia es enorme.

Que el magnate y el velador son seres humanos idénticos, sólo separados por cuestiones económicas y de oportunidades que el primero tuvo y el segundo, no.

Que no se debe ser, jamás, incondicional de nadie porque eso equivale a vender su dignidad y sólo la dignidad les permitirá sobrevivir en momentos difíciles (los habrá).

Que aceptar regalos, puestos o prebendas considerables no es gratis; quien lo regala, lo cobrará tarde o temprano.

Que juzgar es un acto cuestionable. Ocuparse de la vida de los demás en lugar de la propia es un desperdicio en cualquier etapa de la vida.

Que imitar a Vicente e ir siempre a donde va la gente no tiene sentido. ¿Por qué el miedo a ser diferentes? ¿Por qué la obsesión por homogeneizarnos?

Que deben aprender bien las diferencias entre necesitar, querer y tener antojo de… No es lo mismo y quienes manipulan el consumismo lo saben perfectamente.

(Ojalá no sea usted parte de este extraño fenómeno).

mi papa nos manda estos escritos cada semana. me encanta como se expresa esta chava por que no le da miedo decir lo que siente y siempre escoge temas muy polémicos. hoy me llego el escrito sobre el consumismo. es un tema muy polémico de cual me pone a pensar mucho ya que viviendo en este país, es fácil dejarte llevar por la cultura de “comprar y comprar.”

y nunca lo había visto de este manera, pero esta navidad me sentí muy “ocupada” o nerviosa o como le quiera llamar por tener todos los regalos listos, por comprar todo a tiempo por buscar las mejores ofertas y antes de que me llegar este escrito a mis manos me puse a pensar que no me gustaría pasar por lo mismo la siguiente navidad. la siguiente navidad voy a proponer cambiar los regalos por tiempo o por experiencias. en fin, siempre cuando no me gusta algo, como que traigo el gusanito que no me deja en paz, y tengo que arreglarlo de alguna u otra manera. Como siempre lo he dicho, lo importante es darte cuenta, recapacitar y cambiar lo que no te gusta.

¿Tengo curiosidad, cual es su opinión en cuanto al consumismo?

Mariel

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